sábado, 25 de abril de 2009

Hasta siempre Látigo...regresamos a casa.

Estamos en casa una vez mas, despues de tanto tiempo... Marcelo y Rafa han regresado. No asi Latigo y Max, que no tienen mucho que hacer en este mundo ordenado, primerisimo, occidental y aburrido que es el nuestro. Antes de comentaros que pasó con Latigo (Rafa os hablara de Max) es obligado deciros que es un placer estar de vuelta en el hogar con todos vosotros, aunque finalizar tan fantastico viaje sea duro. Por un lado parece que nunca nos fuimos, y todas las vivencias increibles que hemos acumulado en estos meses son como el fantasma de un sueño que te sigue rondando en la vigilia ¿eramos nosotros aquellos dos tipos que deambulaban por Asia con los ojos como platos? ¿o es tan solo una fantasia, una mixtura de recuerdos de documental de despues de comer y ensoñaciones frente al televisor viendo el canal Viajar, el Discovery o el National Geographic? Yo habria jurado que hace un par de noches estaba con Iñigo, Jero y Sergio tomando unos cubatas, la cabeza recien pelada, y solo un par antes estabamos toda la panda recorriendo bares por Pacifico y corrian las apuestas sobre si durariamos una semana o nos quedariamos a vivir en Tailandia.
Y sin embargo... parece tambien que haya pasado una vida entera, tantas cosas hemos visto y descubierto, tan grande se ha vuelto el mundo y ha cambiado tanto, que aunque de alguna manera queremos que todo permanezca igual aqui en casa y seguir exactamente donde lo dejamos, a mi por lo menos me da la egoista impresion de que todo lo demas tiene la obligacion de haber cambiado tambien, y rubricar asi esta impresion que tengo de haber estado años fuera. No se si el que ha cambiado he sido yo. No en lo fundamental desde luego, pero obviamente la percepcion de las cosas ha sido alterada; asi que os ruego que tengais paciencia conmigo en los proximos meses si de repente me da la risa tonta cuando me pongan una cerveza fria (¡fria!) en un bar, o al ver que los coches se paran en los semaforos (si los veo pararse de motu propio en un paso de cebra sin semaforo ya me puede dar algo en el sitio), o me quedo alelado disfrutando del silencio de la calle en Madrid, y por favor vigiladme no vaya a intentar cruzar la Castellana por en medio del trafico sin esperar a que se ponga en verde.
Y gracias a todos por seguirnos, y acordaros de nosotros, y mandarnos un saludo de vez en cuando, y guardar el fuerte, os hemos echado de menos, y nos encantaria poder compartir aquello con vosotros, Quiza en un futuro os animeis alguien, dadme un toque porque yo definitivamente volvere alla algun dia.
En cuanto a Latigo, como os decia no pudo volver. Tiene el corazon encadenado a Tailandia, a sus pueblos llenos de polvo, a su cielo sin azules, sus sinsentidos, el agua cristalina de las playas del sur y, por encima de todo, las sonrisas de su gente; jodios taraos, cachondos mentales, siempre con una sonrisa a mano, amables, extrovertidos, con ganas de conocerte mas y de que los conozcas a su vez, y te acerques a entenderlos ( a intentarlo, que conseguirlo del todo te iba a costar mas vidas que tienes).
Asi que alli le deje. Nos despedimos en una abigarrada calle de Hanoi, de pie junto a dos escalones de portal que alguien habia convertido en bar por el simple proceso de colocar un barril de cerveza sobre ellos y repartir alrededor unas cuantas butaquillas de plastico. Nos sorteaban scooters conducidas por niños, ancianas, o elegantes jovencitas vietnamitas que circulaban en la moto mientras hablaban por el movil o escribian esemeeses.
-¿Y a donde iras?-pregunté, a pesar de que, como mi esquizofrenia no es demasiado aguda, conocía la respuesta.
-A Tailandia, claro-me guiño el ojo y se pasó la mano por la cabeza rapada- A Pai, creo. Tengo que recuperar mi sombrero, te lo dejaste alli ¿recuerdas? Y luego puede que me acerque por Bangkok, a saludar a un par de amigas; no sé, ya veremos... Cuidate.
Se giró y se fue caminando calle abajo. Unos metros mas adelante le vi sonreir a un pequeño de dos años que señaló su barba maravillado desde el privilegiado palco al mundo que son los brazos de una madre. Latigo se mesó la perilla diciendo "¡Dao!" ("Barba"), para regocijo de madre e hijo, y se perdió tras una esquina, detras de un revuelo de motos, biciletas y gente en pijama. Yo me giré a mi vez y me reuni con Rafa para iniciar nuestro regreso a casa. Es dificil, pero vuelvo con la sensacion de haber cumplido mis objetivos, y de que esto es un impass, solo. Habra otros viajes, otros recorridos llenos de sorpresas esperan en un futuro, y no creo ni por un momento que esta sea la ultima vez que mi intrepido alter ego y quien suscribe crucen sus caminos.
Mientras tanto cuidate, Látigo, hasta siempre.
Tchack! Tchack!

5 comentarios:

  1. joooooo q vuelva latigo!!
    y mi husband tb q kiero las perlas!!
    muas

    ResponderEliminar
  2. Simplemente darle las gracias a Latigo y a Max por haberos cuidado todo este tiempo y que os hayan traido de vuelta sanos y con la sonrisa de un niño que aun cree en la magia...........
    Me alegra teneros de vuelta Rafa y Marcelo

    ResponderEliminar
  3. Bienvenidos, en realidad, nunca os marchasteis.

    ResponderEliminar
  4. Bueno chicos, para el próximo viaje hay BOTE. Nadie, y digo ni Dios había pronosticado este final tan bonito y a la vez tan coñazo.. ni una mísera fiebre amarilla, ni peste, ni siquiera unas simples ladillas, no teneis vergüenza!! y lo intentais suplir con el atake de una lagartijilla, y unas calabazas con tanga chocolateado de por medio.. sois unos tristes. Látigo y Max seguro ke se están descojonando de vosotros en un bar de carretera con dos guapas señoritas debajo de la mesa. un abrazo, "machotes"!!

    ResponderEliminar
  5. Que final!
    Gracias por relatar vuestras historias.
    saludos desde www.yoadoroviajar.blogspot.com

    Trini.

    ResponderEliminar