viernes, 20 de febrero de 2009

Mucho que contar: tras una despedida curiosa de Tailandia, la frontera del Mekong, un viaje inolvidable por el rio hasta le hermosa Luang Prabang

Como estan ustedeeeees!? Nos echabais de menos, espero. Nos hemos visto sin internet estos dias, asi que como os anuncie, no hemos podido poneros al dia. La informatica no es el terreno mejor cubierto de Laos, asi que esto seguramente sea una tonica en los proximos seis u ocho dias, no preocuparse, que como veis los aguerridos aventureros se desenvuelven bien.
En fin por donde empezar? creo que dejamos el tema en Pai, no? Finalmente conseguimos escaparnos del absorbente abrazo de este acogedor y languido destino, e iniciamos nuestra etapa de transicion hacia Laos, regresando a Chiang Mai el Lunes 15 en una viaje de 4 horas anodino e incomodo en un supuesto minibus VIP. Una estafa, esto de los minibuses, trado casi una hora mas que el pintoresco autobus local, el aire acondicionado solo funcionaba cinco minutos cada hora (todo el viaje es en pendiente y con el aire puesto no las subia) y no fuimos mas comodos, aparte de que creemos que los frenos no iban muy bien, ya que el tipo no aceleraba ni en rectas largas y llanas y de vez en cuando pisaba el pedal sin razon aparente, como probandolo. Total que llegamos al piso de Colin sobre las cinco, a tiempo para agradecerle de nuevo su hospitalidad, darnos un duchazo, e irnos a cenar y ver algo de musica en directo en el Riverside. De nuevo nos rompieron los esquemas, en esta ocasion una banda de chavales (ninguno de cuyos componentes pasaba de los 18), con el imaginativo nombre de Nice Band. Lo que les falta en marketing lo compensaban con creces con su virtuosismo, y el guitarrista, un ninyato de unos 16 con estetica ochentera y peinado spike que disfrutaba viendonos flipar en colores, acabo punteando a velocidad de vertigo con la giotarra sobre su espalda e incluso tocando con los dientes (esto no es una exageracion, ocurrio de verdad, yo que solo lo habia oido de Jimi Hendrix e incluso de el creia que era un mito), no hemos visto nada igual en la vida. Total que nos acostamos a una hora razonable peromas tarde de lo q pretendiamos. Por la manyana nos despedimos de Colin y de nuevo a un bus local con destino Chiang Rai.
Chiang Rai tiene en teoria alguna cosas que ver, aunque principalmente es punto de partida de trekkings y recorridos por el norte tailandes y los pueblos tribales. Nosotros llegamos cansados y encontramos una agradable guesthouse, la Chiang House, en la tranquila zona junto al rio. Bungalow modestito de madera y piscina, una cama enorme y otra pequenyita (Max gana el Piedra Papel o Tijera de hoy y se pasa la tarde restregandome la victoria y el tamanyo de su cama, y yo le hago ver que esta mas cerca de la ventana y con mas posibilidades de que le entren bichos. "No sabes perder, cabron". Jejejeje). No tenemos intencion de hacer nada, y no parece qe haya nada que hacer en este barriucho alejado del centro: piscinita (primera GH con piscina q pillamos), siesta, cena ligera, Internet... nunca te fies de lo que parecen las cosas en Tailandia porque invariablemente se las arreglara para darte una sorpresa.. A las ocho de la tarde estamos en la trasera de la guesta house, compartiendo cerveza y guitarras con Yah, Eddie y Chai (de Chiang Rai), Thomas (del noerte de Inglaterra, pero nueve anyos viviendo en CR ya) y algun otro parroquiano de la Chiang house. Eddie y Yah se alternan tocando y cantando con la guitarra canciones tradicionales de Tailandia, y haciendose unos canutos tamanyo xxl que declinamos graciosamente (no estamos seguros siquiera de que fuman, si marihuana local, hierbas del monte u opio-yo probe unas caladas de opio con el Jamaicano de Pai, por aquello de que todo hay que probarlo, pero no me gusto), mientras de vez en cuando cogemos la guitarra a nuestra vez para iniciar a los oidos tailandeses en algo de Lola Flores, los Mojinos Escozios, Academica Palanca (si senyores, el Mala Persona se escucho en Tailandia), Antonio Molina, Los Manolos, y alguna otra perla). Chai, el cocinero de la pension, un tipo simpaticon que parecia lo mas normal del mundo tres cuartos de hora antes, lleva un colocon como no recordamos haber visto a nadie, y aratos dormita para despertarse de golpe e incorporarse a media estrofa de las canciones de sus companyeros, y a ratos hace intentos de bailar tanto tailandes como flamenco, mientras se inclina en agulos inverosimiles (debidos a la intoxicacion, no al baile en si). Un rato antes de irnos a acostar habiendo pasado un rato inolvidable le vemos marcharse haciendo lo que se decribiria mas correctamente como ochos que como eses, inclinado hacia atras casi hasta el extremo del pino-puente. Tambien nos han ensenyado algo de vocabulario tailandes. Mira que no aprender a decir "Despacio, despacio" ("Cha cha", los Thai dicen las cosas dos veces siempre, Cha cha, Reu reu, Sabai sabai "despacio despacio, rapido rapido, Bueno bueno") hasta que nos vamos de Tailandia, cuando ya nos hemos jugado la vida en chorropocientos tuktuks...
A la manyaan siguiente dos traqueteadas horas de bus local en parte por caminos de tierra, hasta Chiang Kong, y tras sellar nuesra salida del pais, cruzamos el Mekong en dos minutillos, en una barca muy larga y estrecha que hace las veces de ferry (muchas barcas cruzan continuamente pasando mercancia, uno llega y se sube a la que vata a cruzar en ese momento). Papeleo en Huay Xai. Estamos en Laos.
Cambiamos dinero, buscamos pension, reervamos plaza en el Slow Boat que nos llevara Mekong abajo hasta Luang Prabang en los proximos dos dias y nos damos una vuelta por la calle que forma el pueblo. Se advierten diferencias con el pais que hemos dejado. Todo parece ser mas tranquilo y relajado, y aunque las casuchas y tiendecillas locales de nivel mas bajo son igual de destartaladas, otras prsentan algun balconcito afrancesado, y los bares tieneden a tener mesas de madera o de piedra, por lo menos unos cuantos de ellos. Y es mas caro. Esto llega de soprpresa, Laos es bastante mas pobre que Tailandia, por lo que uno esperaria lo contrario. Pues no. Obviamente es una diferencia relativa que en nuestro nivel se traduce en pagar diez euros por la habitacion en lugar de seis, y 1,30 euros por la cerveza (Beer Lao es, dicen, la mejor cerveza de Asia, y la verdad es que esta muy rica, una lager con caracter que a mi me recuerda mucho a la Mahou tan nuestra), pero en nuestro presupuesto superajustado se nota. Ademas aqui las cosas se pagan en una mezcla de dolar americano, Baht tailandes y Kip laosiano, por lo que llevar las cuentas es una locura. El cambio del kip tailandes es de unos 10300 por euro, por lo que las cifras son ridiculas (nuestra cuenta del desayuno esta manyana ha sido de 75000).
Por la manyana nos recoge un tuktuk y nos lleva al embarcadero donde compramos comida para las diez horas de viaje (4 funcionarios-perdon, baguettes- de pollo, dos bolsas de Lays sabor sushi, y dos botelas de agua, 113.000) y nos subimos a la barca dos horas antes de la salida, para pillar sitio. En cada barca entran unas 60 personas en pequenyos banquitos de madera con unos delgados cojines (hay que agarrar un banquito para ti solo, guardarlo con unyas y dientes, e ignorar a la gente que parece no encontrar sitio: si lo has hecho bien, cuando el barco zarpe en un par de horas, aun tendras el banquito para ti-siempre hay gente que acaba compartiendo, especialmente parejas, o turistas asiaticos que se sientan atras y estan mas adaptados por tamanyo y costumbre a estas apreturas), y un motor que hace un ruido ensordecer, humea como el propio y sulfuroso infierno, tiembla como loca, una ofrenda de comida y flores colocada encima (eso parece, para propciar los favores del Khwan o espiritu del rio, aunque quiza sea la comida del piloto), y en resumen paraece en todo moemnto a punto de explotar. El primer dia de viaje es mucho mas llevadero de lo que parece, entre otras cosas porque se va haciendo amigos en el bote, y porque la vegetacion salvaje que alfombra las riberas salpicadas de playas y acantilados del rio ofrece un paisaje que deja con la boca abierta. Nos acompanyan, entre otros, dos americanos de unos 60 anyos (uno muy parlanchin, el otro un tipo callado muy espigado de melena cana, bigote y mosca, mezcla de Magnum y Cocodrilo Dundee), un italiano joven, Stefano, tres austriacos (dos pechugonas que viajan juntas y un pipiolo rubiales que se les ha unido en algun punto del camino, se han subido al barco cuantas latas de cerveza han sido capaces de cargar), Annie (una turista tailandesa que no para de sonreir, melosa hasta decir basta), y una americana asiatica con los ojos superrasgados y una risa adorable, que para mi desgracia presta mas atencion a nuestro reportero que a Max.
Las primeras diez horas de viaje terminan en el pueblecito de Pak Beng. Nada mas llegar un enjambre de ninyos se sube al barco y se lanza a por los equipajes, atropellandose por el pasillo, corriendo por el techo y trepando por los costados de la barcaza para llegar al minusculo cuartucho junto al motor diabolico y hacerse con una bolsa, con la esperanza de convencerte de que te lleven el equipaje hasta tu alojamiento (por lo que la Lonely Planet indica que al final resultara ser una suma exorbitada). Max consigue sacar rapido la mia y se vuelve a lanzar al meremagnum en un alarde de arrojo y valentia, luchando contra los jovenes demonios hasta casi perder presencia de animo. Parece un cuadro negro de Goya, es la guerra. Que esto no se tome a broma, sabeis que no tiendo a exaltar el valor de Max en las multiples ocasiones en las que sale a la luz, pero en esta ocasion se porto como un autentico jabato, y cuando me alcanza en la cima de la empinada escalera que sube de los botes no puede rerimir un grito de alegria por haber sobrevivido. Nos buscamos el grupillo que hemos hecho una guesthouse y nos vamos a cenar. Tras la cena compartida la tailandesa no esta de acuerdo con el precio que nos dan y se inicia una tediosa negociacion con el restaurante, para acabar pagando un euro menos por persona, Max y yo parecemos ser los unicos a los que les paraece ridiculo asi que aguantamos con paciencia el proceso. En PaK Beng solo hay electricidad entre 18:00 y 23:00 mas o menos (algunos establecimientos mantienen el generador 20 minutos o media hora mas), asi que nos vamos pronto a la habitacion para dejar las cosas listas mientras el resto acaba yendose unas horillas de fiesta con unos laosianos, Stefano procurando acercarse todo lo que puede a Lily, la atractiva americana de ojos rasgados. Nos damos cuenta de que el ventilador de nuesra habitacion es inutil del todo. A la llegada nos habiamos duchado con agua fria y no averiguamos hasta mas tarde que el agua caliente te la dejan en un termo grande junto a la mesilla. La verdad es que llegamos tan acalorados (Max tuvo que comerse el otro bocadillo en cuanto llego a la habitacion, le tenblaba todo despues de la pelea contra los crios) que no nos importo, pero a la manyana siguiente Max salta y grita debajo del grifo, habiendo dado por sentado que no se habria mantenido caliente. Yo por probar abro el termo: no esta hirviendo pero casi, asi que con un barrenyillo y paciencia me doy una ducha calentita (es como la cuarta vez que le pasa algo parecido, no se que gafe tiene con los calentadores, no consigue encenderlos y sufre las duchas frias, luego yo llego, aprieto un boton, y me ducho caliente mientras me grita improperios desde el otro lado de la puerta).
Al dia siguiente encontramos con que nos han cambiado de barca. Lo que hacen, de hecho, es meternos a la gente de tres barcazas en dos, aprovechando que en Pak Beng no hay agencia a la que reclamar, y se ahorran gastos. Asi que las otras diez horas de viaje las hacemos mas apretujados y en un barco mas incomodo donde los bancos nisiquiera estan clavados al suelo, hay menos, y no todos tienen cojin. Aun asi, yo me las apanyo para ir solo porque dficilmente cabe alguien mas junto a mi, y Max porque se desparrama y se hace el dormido hasta que zarpamos. El Mekong sigue siendo espectacular y a pesar de las incomodidades, finalmente llegamos a Luang Prabang. La mayor parte del grupo se quiere ir juntos a una misma pension, pero parece que vamos a ser muchos, y Max no soporta por momentos a la tailandesa empalagosa, que la verdad es que resulta algo excesiva; Stefano ha estado menos alegre que el dia anterior, quiza a causa de calabazas americanas (de hecho da la impresion de que Lily y Annie o se han vuelto de la noche a la manyana y recien conocidas unas amigas muy carinyosas, o han iniciado un torrido romance, van juntas de la mano, se abrazan y se dicen cosas al oido-oye, contra eso no puedo competir), asi que se va por su lado mientras nosotros buscamos alojamiento por nuestra cuenta. Finalmente econtramos habitacion con dos camas por 15 dolares. Despues salimos a dar un paseo y nos encontramos con estas chicas que vuelven del mercadillo de comprarse cositas. Paraecen estar pagando menos, asiq qe les pedimos que nos lleven al sitio por si podemos cambiarnos al dia siguiente, pero no quedan habitaciones con dos camas, quizas por la manyana dejen libre alguna.
As que esta manyana me he levantado para ir a comprobarlo y me he topado en mi pasillo con Lily y Annie, inseparables, que venian a avisarnos de que habia una habitacion libre. Por desgracia cuando llego resulta que es de una sola cama. No nos merece la pena.
Hemos estado paseando por Luang Prabang y es verdaderemente encantadora, con multitud de pequenos edificios de estilo colonial frances donde predominan la madera y las balconadas. Algunas casas se ven abandonadas y en avanzada decadencia, pero incluso estas retienen en el ennegrecido encalado y la madera ajada vestigios de elegancia. No sabemos lo que nos quedaremos, seguramente un par de noches mas, porque hemos tenido noticias de nuestra amiga Roos (la belga con la que fuimos a lo de los elefantes) y en teoria esta de camino, aunque a ha sufrido algun percance en moto y esta algo fastidiada, queremos asegurarnos de que esta bien. Manyana es probable que nos acerquemos, en moto o tuk tuk, a una catarata muy popular a unos 30 km del pueblo, nos morimos por un banyo fresquito. Hace muuucho calor. La proxima parada pevista es Van Vieng, una suerte de Pai a la Laosiana. Ya os iremos contando.
Cuidensenos, y no olviden supervitaminarse y mineralizarse!
Tchack, tchack!
PS: Estamos en guerra con la informatica de Laos que deja mucho que desear y no reconoce las carpetas de mi pendrive, asi que me temo que lo mas probable es que no haya fotos hasta que regresemos a Tailandia en unos 7-10 dias. Sorry.

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